martes, 20 de noviembre de 2012

Nuevo presidente



Hay nuevo presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), el arzobispo de Guadalajara, el cardenal José Francisco Robles Ortega (Mascota, Jalisco, 1949), que fue elegido por la mayoría de los obispos, en su 94 Asamblea Plenaria, el pasado 14 de noviembre.

Es la primera vez, en los últimos 15 años, que un cardenal es elegido presidente de la CEM. Nunca lo fue el ahora jubilado arzobispo de Guadalajara, el cardenal Juan Sandoval Iñiguez, y tampoco lo ha sido el actual arzobispo de la Ciudad de México, el cardenal Norberto Rivera.

El cardenal Robles Ortega sustituye a su antecesor, el arzobispo de Tlalnepantla, Carlos Aguilar Retes. El nuevo presidente de los obispos fue ordenado sacerdote en 1976 y estudió en los seminarios de Autlán, Guadalajara y Zamora. Después de su ordenación hizo estudios en la Universidad Gregoriana de Roma, dirigida por los jesuitas.

A su regreso de Roma fue párroco del Santuario de Guadalupe y rector del seminario de la diócesis de Autlán y en 1991, después de 11 años de labores académicas, nombrado obispo auxiliar de la diócesis de Toluca, tenía, entonces, 42 años, que es cuando inicia su exitosa carrera dentro de las estructuras jerárquicas de la iglesia mexicana.

En 1996 se le designa obispo titular de la diócesis de Toluca y siete años después, en 2003, arzobispo de Monterrey y estando en esa sede, el papa Benedicto XVI lo nombra cardenal en 2007. En febrero de 2012, sustituye al cardenal Sandoval Iñiguez en el arzobispado de Guadalajara.

Es un obispo al que se considera conservador, pero no se le puede calificar de ultraderecha. Sostiene, sí, las posiciones tradicionales de la Curia Romana en materia de moral sexual, se niega a los matrimonios entre personas de un mismo sexo y también a la libre decisión del aborto. En ese marco se le considera cercano a los fieles, abierto al diálogo y que mantiene una actitud crítica frente al poder político y económico.

No se le asocia con los actos de corrupción de los Legionarios de Cristo, especialistas en la compra de la buena voluntad de los cardenales de la Curia Romana, pero también de algunos obispos mexicanos, y tampoco se le relaciona con el Opus Dei.

En sus primeras declaraciones como presidente de la CEM ha dicho, haciendo referencia a documentos aprobados en esta última asamblea, que la iglesia, en el marco de su tarea evangelizadora, debe de educar para que surja “una nueva sociedad más justa, solidaria y fraterna”. Manifestó también que la iglesia debe de “aportar lo que le corresponde en el futuro común de nuestra patria”.

El cardenal Robles Ortega, como obispo de Toluca, no coincidió con el gobernador Peña Nieto, pero ahora los dos inician su gestión, uno como presidente de México y el otro de la CEM, con sólo días de diferencia. El ahora responsable de los obispos asume su cargo en momentos particularmente interesantes.

La CEM puede ser una instancia crítica con reconocido prestigio social, la iglesia es una de las instituciones mejor evaluadas por los mexicanos, en caso de que el gobierno del presidente Peña Nieto intentara, no hay ahora elementos que así lo indiquen, regresar a los tiempos del autoritarismo de los gobiernos priistas.

Vale la pena seguir con cuidado la gestión del cardenal Robles Ortega al frente de la CEM y también ver cuál es la relación que va a mantener, en el marco de un Estado laico, con el gobierno que va encabezar Peña Nieto.

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